El descubrimiento de la liberación de la energía nuclear -observó Einstein en una oportunidad- no presenta en sí mismo mayor amenaza para los destinos de la humanidad que la invención de los fósforos; en ambos casos debe ser descartado el abuso de poder que suministran. La energía atómica desencadenada -agregó luego- lo ha cambiado todo, menos nuestros modo de pensar... La solución de este problema está en el corazón de los hombres.